¿Por qué tenemos miedo de que nos quieran?
¿Por que tenemos miedo de no dar la talla?
¿Por qué tenemos miedo de no ser aceptados?
¿Por qué tenemos miedo de no gustar?
¿Por qué tenemos miedo de quedarnos solos?
¿Por qué tenemos miedo de que nuestra vida no merezca la pena?
¿Por qué tenemos miedo del fracaso?
¿Por qué tantos miedos?
¿Por qué tantas preguntas sin respuesta?
Día a día me pregunto por qué tenemos tantos miedos o por qué una simple palabra con un sólo significado pueda abarcar tantas cosas y ser el tormento de tantos hombres y mujeres. Esos miedos que nos dominan y condicionan, que evitan que conozcamos cosas mejores o que tardemos en lograr lo que deseamos.
Vivimos en la apatía, donde el miedo siempre aparece en forma de 'y si hubiese...' que jamás se ha cumplido. Parece ser que nos gusta quedarnos con las dudas o con las ganas de haberle echado un par de pelotas al asunto y por esas cosas, por quedarnos con las ganas, somos imbéciles y nos lo acabamos reprochando al cabo de un tiempo.
Quién no tiene ganas de comerse el mundo para que llegue el final del día y sentir que aún tienes hambre,porque te dejaste dominar por el miedo. Miedo que nos condiciona a la hora de apostar por alguien que apuesta por nosotros sólo porque no nos queremos encariñar o el simple hecho de que tenemos miedo de que nos hagan daño, miedo que nos condiciona a decir 4 palabras bien dadas en su momento por el simple hecho de que tenemos miedo a perder a esas personas, miedo que nos condiciona a no intentar algo sólo porque nos asusta el fracasar, miedo a reinventarse por no querer perder la esencia personal, miedo a mostrarse tal y como eres por no querer defraudar, miedo a querer destacar para al final darte de cuenta que eres uno más...
Día a día nos dejamos dominar por nuestros miedos, nos condicionan a tener un tipo de vida que al fin de cuentas nos gustaría cambiar. Es tan fácil dejarse dominar por él y a la vez tan difícil,porque nos gustaría ver la continuación del 'y si hubiese...' que al final rara vez hicimos,para terminar quedándonos con las dudas y es que el miedo termina pasando factura
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