domingo, 25 de junio de 2017

Azar





Eran las 4 de la tarde, según los relojes que me encontraba por aquellas grandes, tortuosas e infinitas calles, repletas de aquel bullicio capaz de perforarte los oídos.
Caminaba con una moneda en la mano, estaba llena de sudor y resultaba pegajosa y molesta. No podía evitar la sensación de malestar, pues iba con la moneda que decidiría el destino de mi vida. De forma imprecisa la lancé y giraba, giraba en el aire eternamente, parecía que no tenía fin. El destino quería que observara la eternidad de la vida cuando no hay más que incertidumbre y la incertidumbre me carcomía de tal forma que los segundos parecían horas.
Llegado el momento de tener la moneda en la mano mi mente empezó a barajar todas las posibilidades y consecuencias de cada cara. Cuando iba mirar que cara salió, me di de cuenta de que era preso del azar. Azar, ¿qué es eso? Es ausencia de determinación. El azar se opone, así, a la necesidad, en cuanto lo necesario es lo determinado.



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