lunes, 27 de abril de 2020

Vendedores de humo



A veces somos vendedores de mentiras, pero no nos damos cuenta de que el fuego que  creamos para vender ese humo nos llega tanto, que apestamos a él. Deberíamos dejar de encender fogatas y tendríamos que tirarnos al río para fluir con la corriente, la vida sería mucho más fácil si así lo hiciéramos.
Nos hacemos ideas de que las cosas tienen que ser de una manera y no nos paramos a pensar que eso tan siquiera es para nosotros. Somos almas en pena por querer alcanzar algo que probablemente no nos toque y si eso pasa, será justo en el momento que no lo queramos.
Somos cazadores de tesoros, pero sin un mapa en medio de una nada que no reconocemos.
¿Qué nos pasa? Parecemos atascados con la vida, como si fuéramos un baño público, perdidos en medio de tanta mierda, cuando tenemos otro váter al lado o incluso el campo. No vemos las posibilidades ahí fuera, porque nos obcecamos con lo que tiene que ser ahí dentro.

La vida a veces son elecciones que ni nosotros elegimos y tenemos que aprender a vivir con ello. No por mucho buscar o por mucho desear algo, lo vas a encontrar, puede incluso que todo lo contrario o algo peor... Que busques y encuentres lo que tanto querías, para darte cuenta de que la realidad no es esa y te tengas que tragar el humo de la fogata que tú mismo has plantado.

Somos infelices porque estamos ciegos. Nos hemos quemado los ojos con tanto anhelo y ahora no podemos ver la realidad, sólo distinguimos sombras de lo que queremos de verdad.

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