sábado, 13 de febrero de 2021

Dios y su por qué.

 La existencia de Dios siempre fue cuestionada, que si existe, que si no, que si es la naturaleza o la personificación humana que si el panteísmo... 

Hay muchas definiciones de dios actualmente, las más populares  suelen ser aquellas de una impetuosa afirmación de su existencia o en lo contrario su absoluta negativa. Estas dos luchas probablemente provengan  por el terrible uso de la fe que han hecho las instituciones, sus iconos y probablemente el conocimiento de una sola religión o el terrible desconocimiento del resto de ellas, ya que en Europa lo único que se conoce como tal es el protestantismo, anglicismo y cristianismo; vestigios de la poderosa religión católica que empezó en la Antigua Roma.

El ser humano siempre tendrá la terrible tendencia a creer en algo y sobre todo en la magnificencia de sus pensamientos, apenas cuestionándose a si mismo o sin saber cómo hacerlo adecuadamente. La religión y la fe es algo así como la política actualmente, todos la conocen por encima, creen saber de que va y en la mayoría de los casos vemos que con el tiempo nos hemos equivocado de paradigma.

Antes yo era una ferviente atea, fiel defensora de Nietzsche y su teoría de que Dios ha muerto, sin embargo ahora me hayo en una encrucijada, cada día entendiendo más porque ese hombre (Nietzsche) estalló al ver como un caballo estaba siendo maltratado y no poder hacer nada por cambiar su realidad. Es difícil comprender la magnitud de nuestra jaula y más difícil es comprenderla y no poder hacer nada respecto a ella.

Creo que todo aquel que se atreve a decir ser ateo o simplemente menosprecia las creencias religiosas de la gente, es una persona que ni por lo más remoto se ha planteado lo que implica la muerte, la inexistencia de tu ser, el paso de la consciencia plena que tenemos cómo el ser humano a su mínimo exponente que sería el 0, la nulidad. Requiere un gran coraje afirmar tus creencias de la inexistencia de ellas porque tarde o temprano tendrás que retraer tus palabras, tragarte tu orgullo y probablemente cambiar el estilo de vida que portabas anteriormente. Creyéndote algo así como una persona valiente que se atreve a desafiar al vacío pensando en mirarlo sin que pase nada, pero con el paso de los años este te devuelve la mirada y el abismo se genera dentro de ti.

Las creencias son un mecanismo de defensa ante el final inevitable del ser humano, nos pasamos toda la vida preparándonos para ese momento, aunque la mejor defensa es un buen ataque cuando sea la hora no sabremos que armas usar y sin embargo en vida nos consideramos sobrios de poder frente a ese hecho. Un hombre que no teme a ese futuro inminente es un hombre que carece de total imaginación, ya que ni siquiera es consciente de su creencia sobre la inexistencia de la creencia. Su dios es la nada y no hay nada más terrible que nada nos socorra en los momentos de duda y temor.

Todos tenemos creencias, aunque no seamos conscientes de ellas, así que yo elijo la mía aunque la forma de ella aún  la estoy trabajando.

No hay comentarios :

Publicar un comentario